A Carcaixent em sembla que passarà desapercebuda la publicació d'una obra de poesia del poeta, narrador i autor teatral Robert Cortell. Però així són les coses en tocant a la cultura. El cas és que li acaben de publicar una obra escrita en castellà. I això perquè la inspiració li va vindre quan, les connexions del suprem ordinador que és el cervell, pareix ser que estaven connectades de manera que els impulsos nerviosos i mecànics transmesos al braç i la mà no podien fer altra cosa que deixar escrites en el paper en blanc les grafies d'aquest idioma que també és nostre. I no s'ho perdeu, que està publicada l'obra en una col·lecció amb autors clàssics i altres tant nacionals com internacionals de reconegut prestigi; sens dubte com ell mateix ho comença a ser. L'obra es diu OTRAS VOCES, publicada per EDICIONES VITRUVIO, de Madrid. En la contraportada interior diu sobre l'obra: "OTRAS VOCES es, por tanto, su primer libro en castellano. Importante oportunidad para leer a un poeta reflexivo, lúcido, que mira el interior del hombre y conoce su laberinto." En fi, com passa bastants vegades, Cortell crec que serà més prompte reconegut fora que a casa nostra. I això que també ha aconseguit un premi important ací com el Premi de poesia Marc Granell 2008.
En reproduïsc una. Es diu Tierra, dedicada a Amparo Jurado
Acaricio la tierra y me gusta respirarla,
cuando la lluvia se filtra entre las ramas
de esta vieja encina que nunca desfallece
y sobrevuela el tiempo y sus derrotas.
Adoro esta tierra mojada y todo aquello
que ha ingeniado el hombre para llevar agua
a sus campos, como esta abandonada noria
y la acequia que discurre bajo el suelo.
Cerca del río, entre los juncos, unas garzas
gruñen mientras buscan su alimento, y yo,
pegado a tierra, vislumbro nuevos vuelos
que nadie me niega, pues estoy solo.
Es tan íntima esta tierra que la escondo
en un rincón oculto de mi anatomía,
y así la amo, con la mirada hacia adentro,
para que nadie pueda robarme su secreto.
En reproduïsc una. Es diu Tierra, dedicada a Amparo Jurado
Acaricio la tierra y me gusta respirarla,
cuando la lluvia se filtra entre las ramas
de esta vieja encina que nunca desfallece
y sobrevuela el tiempo y sus derrotas.
Adoro esta tierra mojada y todo aquello
que ha ingeniado el hombre para llevar agua
a sus campos, como esta abandonada noria
y la acequia que discurre bajo el suelo.
Cerca del río, entre los juncos, unas garzas
gruñen mientras buscan su alimento, y yo,
pegado a tierra, vislumbro nuevos vuelos
que nadie me niega, pues estoy solo.
Es tan íntima esta tierra que la escondo
en un rincón oculto de mi anatomía,
y así la amo, con la mirada hacia adentro,
para que nadie pueda robarme su secreto.